La Premonición
Titulo: Ansiedad
Palabras: 520
Fandom: El príncipe del tenis
Claim: Ryoma, Momoshiro.

Era una mañana normal y corriente, como esas en las que crees que nada será diferente de la anterior. Eso había pensado Ryoma Echizen cuando se levantó de su cama (a regañadientes, cabe agregar) y se dispuso a arreglarse para ir a la escuela.

Como cada mañana, había tomado su tan odiado desayuno al estilo americano, y cuando se disponía a irse caminando tranquilamente hacia la escuela, aparece Momoshiro en su bicicleta y le quita la mochila, obligándolo a correr detrás de él. También, como cada mañana, se durmió en la clase de inglés y su profesor lo mandó a la pizarra pensando que de esa forma podría desquitarse, pero como siempre, Ryoma hizo perfectamente bien lo que este le había indicado que hiciera.

Todo sucedió con monótona normalidad hasta que llegó la hora del receso y Ryoma, con expresión sorprendida y casi aterrorizada, fue testigo de algo que jamás pensó ver: se habían acabado las Ponta. Estuvo casi toda la hora del receso, buscando una Ponta peor en toda la escuela no había ni una sola lata de tan deliciosa bebida y él se moría de ganas por tomar una.

Cuando sonó la campana, se dirigió resignado hacia su clase pensando en la forma más fácil y rápida en la que podría conseguir una lata. Varias veces le llamaron la atención por estar tan distraído; y es que no podía evitarlo. Las ganas de tomarse una Ponta lo estaban volviendo loco.

—Si tantas ganas tienes de tomarte una soda, ¿Por qué no te tomas una Coca-Cola, Ryoma?—le sugirió Momoshiro en el vestidor del club de tenis mientras se ponían sus uniformes de deporte,

—Porque no quiero— fue su escueta respuesta, antes de salir rumbo a las canchas.

Momoshiro solo rodó los ojos como respuesta. Cuando Ryoma estaba así, lo mejor era dejarlo tranquilo.


Los demás miembros del club pensaron lo mismo al ver la terrorífica expresión del rostro del menor. Incluso Kaoru (que siempre era el de la “expresión terrorífica”) decidió alejarse de él, por lo menos, mas de lo normal.

Y así pasó la tarde, entre las caras de susto que ponían los pobres alumnos a los que les tocaba jugar con un Ryoma agresivo (a causa del mal humor que el provocaba su ansiedad por tomarse una fría y deliciosa Ponta de uva) y la cara de sádica satisfacción que ponía Fuji al ver la escena.

—Ya basta, Ryoma, deja ya de comportarte como un idiota. No vas a morirte porque un día no te tomes una estúpida Ponta— se quejó Momoshiro, mientras iban camino a sus casas— ¿Es que acaso no te das cuenta de que te estas convirtiendo en un adicto a esa cosa?

Ryoma no le dijo nada porque justo en ese momento, algo captó su atención: una maquina de sodas… una que tenia Ponta. Todo brilló alrededor de Ryoma. Todo volvió a la normalidad cuando el líquido tocó su lengua y descendió por su garganta saciando su sed.

Tuvo ganas de decirle a Momoshiro “si, soy adicto ¿y que?” pero eso significaba dejar de tomar su Ponta, cosa que el, no haría.
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