La Premonición

Titulo: Lo que siento en estos momentos
Palabras: 346 palabras
Notas: este drabble pertenece a la tabla “pecados capitales” del foro “Retos Ilustrados”. Está un poco raro porque lo escribí en un momento de enojo. Créanme, parte de lo que dice ahí es lo que sentí en esos momentos. No todo, eh. No vayan a pensar mal de mi xD

La siento crecer dentro de mi pecho, asfixiándome, contaminando mi sangre. La siento reprogramando mis neuronas para que solo procesen una palabra: odio. Mis manos forman puños, las uñas se clavan cruelmente en mis palmas, hiriéndome. Mi rostro se contrae en una terrorífica expresión que delata como me siento.

Tengo ganas de patear y golpear a alguien. Quien sea. Tengo ganas de destruir todo lo que llega a mis manos. Mi corazón palpita fuertemente, reclamándome por no tomar la justicia en mis manos. Por no destripar a esa persona y dejarla morir lentamente en medio de la calle, bajo la imperiosa y fría lluvia.

Cierro los ojos y me imagino la escena; su rostro convertido en una mascara de terror y horror, su enorme cuerpo tendido en medio de la calle, la lluvia mezclándose con su sangre, limpiando la sangre en mis manos. Mi risa resonando por todas partes, como un escalofriante eco.

Tengo sed de sangre. Su sangre. Quiero verle suplicando, llorando, sangrando. Quiero que pague por todo lo que ha hecho con tantas ganas que duele. Quiero que muera, porque su existencia solo sirve para provocarme dolor. Quiero ver su sangre salpicando por todas partes, sus gritos de agonía retumbando en las paredes de esta inmunda y mugrienta casa. Quiero que por un glorioso momento sienta lo que yo he sentido desde el preciso instante en el que vino al mundo.

Lentamente mis manos se van abriendo, permitiéndome ver las cuatro marcas sangrantes en forma de media luna que tengo en las palmas. Mi corazón sigue latiendo rápido y fuerte pero ya no me provoca esa molesta sensación en el pecho. Mi respiración es mas pausada y relajada, y las increíbles ganas de destrucción que había sentido, menguan un poco, lo suficiente como para que no destruya mi habitación.

Me pongo los auriculares y trato de concentrarme en la música que tengo en mi lista de reproducción del Ipod, pero ni siquiera mi canción favorita de Nightcore logra hacerme olvidar las palabras que rebotan en mi cabeza, provocándome dolor.

Ira. Venganza. Dolor. Muerte… Sangre.
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