La Premonición
Titulo: Conociendo el mundo.
Fandom: La Premonición.
Claim: Anne Foster, Adrian Nightingale
Tema: # 15- Brutalidad
Palabras: 929 palabras.
Notas: Pertenece a la tabla Basica 1 de la comunidad Lunas y Tinta
Advertencias: drabble carente de sentido. Quedan advertidos. xD


Pasadas unas pocas semanas de haberse consumado su matrimonio con Anne, Adrian llevó a su esposa a conocer las dependencias ocultas del Reino. Estas no eran más que un grupo de salas en donde los Recolectores y demás miembros de esa institución (si se le podía llamar así) hacían su trabajo.

A Anne, al principio, la idea de conocer a fondo como se llevaba a cabo el proceso de caza-asesinato de los terranos le pareció interesante ya que ella misma había sido objeto de eso hacía poco más de un año. Había pensado que, dado que iba a gobernar en ese mundo, tendría que conocer cómo funcionaba esa parte oculta del Reino que era de vital importancia para el Hellaven.

Cuando llegaron al aislado edificio en donde se llevaban a cabo todas las operaciones de los Recolectores y Selectores (que eran los que, de entre todos los terranos, seleccionaban quienes iban a ser cazados) fueron respetuosamente recibidos por una pequeña comitiva de empleados. Después de las reverencias y saludos de rigor, fueron conducidos a la amplia sala de operaciones, donde los Recolectores que estaban de turno, recibían las instrucciones que debían llevar a cabo esa misma noche; los Selectores ya habían terminado con su trabajo por lo que no pudieron verlos en el proceso del mismo.

Anne, que sólo había conocido a un Recolector en toda su vida, se sintió extrañamente maravillada al ver a todos esos hermosos hombres vestidos de manera informal (no de un riguroso negro, con capucha y filosas armas como ella había pensado) hablando de lugares y festividades que le eran conocidas. También por el hecho de que no parecía una reunión en donde se decidía la vida de decenas de terranos, sino una reunión de amigos; una de esas cargadas de risas y comentarios de fútbol, con mucha cerveza de por medio.

Por eso, cuando Adrian le peguntó si estaba dispuesta a ver como los Recolectores trabajaban en la Tierra, le había dicho que sí casi en el acto, olvidándose por completo del hecho de que ella ya sabía como ellos trabajaban. A ella le había tocado sufrir en carne propia lo que algún desafortunado terrano tendría que vivir en cuestión de horas, con la única diferencia de que ella había salido ilesa de todo ese asunto; este terrano no lo haría por más que rezase.

Antes de partir, ella le pidió al Recolector con el que partirían (un hombre con una de las sonrisas mas lindas que ella hubiese visto en su vida) que fuese lo más amable posible con el terrano. Él, con una expresión de pena en su atractivo rostro, le había dicho que eso no dependía de él sino del terrano. Le había dicho que, cuando se trata de hombres, siempre es más difícil; estos siempre pelean y son más difíciles de dominar, mentalmente hablando. Con las mujeres era mucho más fácil ya que la gran mayoría, al verlos, caen rendidas ante su encanto sin que ellos tuviesen que esforzarse mucho. Y, debido a esto, el asunto terminaba mucho más rápido y de manera más limpia.

Esa explicación, en vez de hacerla sentir mejor, la hizo sentir mucho peor. Pero no hizo más que apretar la mano de su esposo y asentir cuando él le había preguntado si estaba dispuesta a hacerlo. Después de eso, Adrian hizo los honores de “abrir la puerta” para que todos pudiesen ir a la Tierra. Por suerte, y a pesar de que lo que atravesaban era la distancia entre un mundo y otro, el trayecto fue igual de corto que el que hubiesen tomado para salir del salón en donde habían estado reunidos.

Ella, Adrian y el Recolector aparecieron en los alrededores de una fiesta de disfraces. Anne y Adrian no tuvieron que cambiarse de ropa ya que andaban vestidos con sus níveos trajes ceremoniales; sólo conjuraron unos antifaces dorados. Adrian, para rematar su llamativo atuendo, conjuró unas coronas a juego con sus antifaces. Anne sólo sonrió cuando él, con una respetuosa inclinación de cabeza, le colocó su corona en la cabeza.

El Recolector se dirigió hacia donde estaba su presa sin siquiera avisarles. Si a Adrian le pareció una falta de respeto, no lo demostró. El tipo, un hombre alto y corpulento vestido de bombero, estaba alejado de la multitud que bailaba y tomaba en medio de la calle. Anne le dirigió una mirada al Recolector mientras este se acercaba a su presa y se sintió aterrada al ver su rostro; al percibir las ansias de sangre que corrían por las venas del hellaveniano.

Todo pasó rápido, tanto que a Anne no le dio tiempo de asimilar lo que estaba viendo. Para ella todo fue golpes, maldiciones, sangre salpicando por todos lados y gritos de dolor. Para ella todo fue un revoltijo de emociones dentro de su ser, todas ellas tan extrañas y desagradables que la asustaban. Y antes de que se diese cuenta, ya se estaba acercado al lugar en el que yacía el terrano, terriblemente golpeado y cubierto de sangre. Si no hubiese sido por Adrian que la tomó por la cintura y la alejó del cuerpo aun con vida, quien sabe lo que hubiese hecho (Adrian no quiso arriesgarse y desaparecieron en el acto).

Cuando llegaron al castillo, ella aun estaba pensando en el hecho de que, a pesar de lo brutal del asunto y del hecho de que juraban y perjuraban que hacían eso por necesidad, los hellavenianos disfrutaban matando a los terranos. Y ella, a pesar de haber sido una terrana hacía tiempo, también había disfrutado del espectáculo.
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