La Premonición
Titulo: Sucesos extraños
Fandom: La Premonición.
Claim: Luke Brown- Adrian Nightingale- Anne Foster
Tema: #21 – Desconcierto
Palabras: 1630 palabras
Advertencias: algunas palabras mal sonantes. Nada de otro mundo.

Luke aún no podía creer lo que le habían pedido que hiciera. Y eso, que le habían tocado hacer muchas cosas extrañas en su vida. Pero esto… esto era otra cosa.

Ir a la tierra y hacer de Recolector no era una de las cosas que más le agradase hacer. Tampoco lo había hecho antes, cabía mencionar. Él era uno de los Encargados de la Limpieza, o sea, una de las poquísimas personas que se encargaban de deshacerse del trabajo de los Recolectores. Y ahora a él le tocaba hacer el asqueroso trabajo de uno de ellos.
Solo con pensarlo le provocaba escalofríos. Mucho más si tomamos en cuenta el hecho de que él odiaba profundamente a los terranos y todo lo que estuviese relacionado con ellos.

Pero bueno, no podía negarse a hacer su trabajo ya que esa había sido una orden directa del Rey. Y decirle que no a ese hombre era igual de peligroso que meterse en una jaula llena de leones hambrientos envuelto en tocino.

Pero de todo eso, lo que a Luke más le molestaba no era ir a la tierra y atrapar a un humano y hacer lo que sea que hiciesen los Recolectores. No. Lo que a el le molestaba en realidad era tener que hacerlo con Adrian al lado. ¡Por Dios, como detestaba a ese tipo!

Adrian Nightingale, Príncipe del Hellaven, era la persona más insufrible, pedante, orgullosa y creída que él hubiese conocido en toda su vida. Era un niño mimado que, solo porque ostentaba el maravilloso titulo de Príncipe, creía que era el dueño del mundo. Creía que todo el mundo debía rendirle pleitesía y besarle los pies. O peor aún, considerar como un lugar santo lo que él tocaba o pisaba. Pobre idiota.

Y ahora, le tocaba estar con él, sabría Dios por cuanto tiempo, en un mundo que detestaba más que al tipo que tenía al lado. Genial. Simplemente genial. Su día no podía ser peor.

Cuando ambos cruzaron la puerta que conectaba los dos mundos y llegaron al otro lado, Luke fue inmediatamente azotado por las altas temperaturas de la Tierra. Bien, ese lugar se ganaba un punto solo por eso. Él realmente odiaba el frío del Hellaven, y salir de ese lugar y entrar a este calido mundo, era realmente una bendición.

El lugar en el que se habían aparecido era un bosque, oscuro y tan tenebroso como el Bosque de los Lamentos de su propio mundo. No había farolas que alumbrasen los alrededores y la luz de la luna a penas se filtraba por las altas y frondosas copas de los árboles, creando horripilantes formas en el suelo.

Quería decirle a su compañero de viajes un par de insultos por haberlo llevado a ese desolado lugar, con la excusa de que ninguna persona con dos dedos de frente y en pleno usos de sus facultades mentales, estaría rondando ese sitio a esa hora. Pero, para su mala suerte, un terrano apareció. El dulce aroma de su piel lo delataba a pesar de estar en su mundo. Bien, ya tendría oportunidad de insultarlo en otro momento.

El terrano recién llegado era una chica, de baja estatura y cabello muy corto y en punta. Estaba vestida completamente de negro, con una falda extremadamente corta y deshilachada, medias que le llegaban un poco mas arriba de las rodillas, zapatos planos y una camiseta negra sin ningún diseño. Desde donde estaban no podían ver exactamente sus rasgos ya que la luz en aquel lugar era muy pobre, pero no había que ser un genio ni estar a dos pasos de ella para saber que la chica era bastante extraña… mucho mas extraña que ellos dos juntos, y eso ya era mucho que decir.

Luke iba a preguntarle a Adrian si esta era la chica a la que habían ido a “cazar” pero ni siquiera llegó a abrir la boca cuando su compañero negó lentamente con la cabeza. Como odiaba cuando hacia eso. Sus pensamientos eran privados, por algo no los compartiría con él. Pero, al parecer, a Adrian le encantaba la idea de fisgonear dentro de su cabeza. Maldito bastardo.

La joven, mirando hacia todos lados como si hubiese perdido algo y lo estuviese buscando, se fue acercando lentamente a ellos. Ambos hombres quedaron con la boca abierta al ver que su extraña acompañante no era mas que Anne, la chica que había pasado más de un año en el Hellaven y a la cual, supuestamente, Adrian había matado… dos veces.

Luke giró la cabeza lentamente y lo miró con una clara expresión de desconcierto en el rostro, esperando que su compañero volviese a leerle la mente y le diese una buena respuesta. Pero su sorpresa fue aún mayor al darse cuenta de que el maravilloso y perfecto Príncipe, estaba igual de desconcertado y sorprendido que él.

Esa estrambótica jovencita, de ojos y labios maquillados de negro, con un desastre por cabello y llena de abalorios plateados, era la hermosa y dulce chica de la cual ambos se habían enamorado. Pero eso no era lo peor de toda esa extraña situación. Lo más desconcertante era el hecho de que estaba viva… muy diferente de la Anne que conocieron una vez, pero viva al fin.

¿Cómo demonios era eso posible?

Definitivamente, esa chica tenía mucha suerte… o Adrian era un completo inútil. Luke quería pensar que eran ambas cosas a la vez.

Trató de acercarse a la joven y tocarla pero se llevó un chasco al darse cuenta de que su mano la atravesó como si ella fuese un espectro.

¿Qué demonios…?

— ¿Puedes hacerme el grandísimo favor de explicarme que coño está pasando aquí?

Luke se dio la vuelta y le preguntó a Adrian con tono rudo, mientras le dirigía una mirada mordaz. El Príncipe no le dijo absolutamente nada. Seguía mirando a Anne como si fuese una aparición mientras murmuraba “ella está muerta, ella está muerta” una y otra vez.

Perfecto, lo que le faltaba, que el único que podía llevarlo de vuelta a su mundo se hubiese vuelto loco.

Se acercó al hombre y, a regañadientes, colocó las manos en sus hombros para zarandearlo y hacerlo volver en sí. Si eso no funcionaba, tendría que golpearlo. Lastima por Adrian, ya que Luke estaba seguro de que saldría bastante magullado de ahí si no volvía al lado de los cuerdos en esos momentos.

Adrian sacudió un poco la cabeza y le dirigió una mirada total y completamente desconcertada.

—Ahora que tengo toda tu atención, Principito, quiero que me digas qué demonios hace Anne aquí.
— ¿Debería saberlo?—fue su escueta respuesta.

—No, claro que no deberías saberlo. — le dijo con sarcasmo— Porque, según tu, Anne estaba muerta, ¿no? Pero déjame decirte algo, los muertos no caminan. Y esta chica se ha librado de la muerte dos veces. ¿Tiene eso algo de lógica para ti? ¿Tienes algo decir respecto a eso?

Adrian quitó las manos de Luke de sus hombros con un movimiento brusco y se arregló su abrigo.

—Por el tono con el que me dices eso, debo suponer que dudas de que en verdad haya hecho mi trabajo. —Luke bufó, enormemente contrariado— Créeme, hice lo que tenia que hacer… en ambas ocasiones. Pero, al parecer, alguien o algo no quiere que esta chica muera. En ese caso, yo no puedo hacer nada.

Si Adrian, que era bastante viejo y sabio a pesar de tener la apariencia de un chico de veinte años, decía eso, algo de lógica debía tener ese asunto. Aunque Luke seguía dudando.

— ¿Y qué hacemos ahora? No podemos tocarla y ella, tampoco puede vernos…— le preguntó mientras le dirigía una mirada a la chica, que seguía buscando entre los árboles.

—No vinimos por ella, ya te lo dije— musitó, serio.

—Pero…

—Sin peros, chico. No hay nada que podamos hacer. Olvida a la chica y haz tu trabajo. A menos que quieras tener problemas con el Rey.

Haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad para no patearle el trasero por ser aun más idiota e insoportable de lo que era siempre, Luke se dispuso a pasar por el lado de Anne y salir del bosque. Y aunque le costase admitirlo, Adrian tenia razón. Ellos habían ido a ese lugar a cumplir una misión y no a pasear ni a tratar de resolver otro tipo de problemas.

En el mismo instante en el Luke cruzaba por el lado de Anne, ella movió su mano y lo tocó. No fue un gesto premeditado ni nada que significase que ella sabía que él estaba ahí, pero, de todas formas, su calida mano tocó su piel sin siquiera traspasarla. Ella miró el lugar en el que él estaba con los ojos bien abiertos, completamente perpleja por haber sentido algo sólido en donde no había nada, pero a los pocos segundos movió la cabeza de un lado a otro, restándole importancia al asunto.

Ella se había vuelto loca hacia mucho tiempo, por eso creía ver cosas donde no había absolutamente nada. Por eso recordaba cosas que en realidad, nunca pasaron.

Como si nada hubiese pasado, siguió caminando, adentrándose más en el bosque, mientras Luke y Adrian se dirigían en dirección contraria.

“Eso fue raro”, pensó Luke mientras caminaba, con un muy silencioso Adrian al lado. Definitivamente, esa era una de las experiencias más extrañas de su vida. Olvida lo de los Recolectores y todo el trauma que eso podría acarrearle. Esto era algo mucho más grande, más profundo e importante. Él hecho de que Anne estuviese viva y pareciese bastante ajena a su mundo y a lo que había vivido, era un misterio que el, definitivamente, iba a resolver. Y cuando lo hiciera, iba a llevarse a Anne de vuelta al lugar en el que debía estar. Eso era seguro.
0 Responses

Post a Comment