La Premonición
Titulo: Cuando no sabemos diferenciar la realidad de una ilusión
Fanfom: Historia Original
Tabla: Simbólica
Prompt: 01. Ilusión
Nota: pertenece a la Tabla Simbólica de la comunidad 30vicios.


Estaba emocionado, para que negarlo. Ese viaje le hacia mas ilusión en esos momentos que cualquier otra cosa en el mundo. ¿El motivo? Que estaría lejos de su familia durante todo un mes, en un lugar totalmente libre de contaminación, ruido y gente molesta que lo único que buscaba era joderle el día y la vida (porque había que admitirlo, su familia era un asco).

Si, esas serían unas buenas vacaciones anticipadas y no podía evitar sentirse feliz por eso.

Ya con la maleta lista y la fuerte convicción de que todo saldría bien y que se la iba a pasar en grande, se dispuso a bajar las escaleras para dirigirse al colegio en donde lo estarían esperando los profesores y los demás alumnos que como él, se irían de viaje. Los profesores, a pesar de que también irían al viaje, no serian un problema porque los cuatro que iban (dos mujeres y dos hombres) eran los mas jóvenes de todo el plantel y eran los que, afortunadamente, se llevaban mejor con los estudiantes.

No habían motivos para sentirse mal ni para preocuparse, ¿o si?

Al llegar al hall, se llevó una gran sorpresa al ver a su prima Emily esperándolo. Él, como era de esperase, se preguntó que hacia ella ahí pero al ver su maleta comprendió todo: ella iría también al viaje. Si no era eso, pensaba quedarse en su casa mientras el estaba fuera. Una de dos.

— ¿Tu también vas?

—Por supuesto, primito. No pensaras que te dejaré la diversión para ti solo, ¿o si?

—No, era de esperarse que te pegarías a mí como una lapa. Siempre lo haces.

—Calla, que no lo hago por ti— replicó con una sonrisa. Este es el último año que estaremos en la escuela y quiero pasarme una temporada con mis amigos ya que cuando salgamos, no podremos hacerlo. Ya sabes, la universidad y esas cosas.

—Si, si— le dijo mientras le quitaba importancia al asunto con un movimiento de su mano, mientras salía de la casa— ¿Vienes o piensas quedarte aquí?

—Ya voy. Que desesperado eres.

Ambos cruzaron el pequeño jardín delantero en completo silencio, pensando en lo que harían cuando llegasen a su destino: Esperanza. Un pueblo hermoso, de un clima un poco más frío que el que suele haber en todo el país, con todo lo que necesita un lugar para ser el sitio perfecto para ir a vacacionar.

Para su fortuna, el lugar en donde iban a quedarse, quedaba a apenas dos kilómetros del club y este era atravesado por la parte menos afluyente de un río, al cual podían ir sin problemas. Las monjas (que eran las encargadas de dirigir el la escuela) se habían esmerado en encontrar el lugar perfecto para que los jóvenes se quedaran, no solo para su diversión sino porque quedaba cerca de la casa que tenían las monjas de ese pueblo y que, supuestamente, estarían pendientes de ellos. Si, no confiaban del todo en los profesores.

Afuera de la casa, esperándolos con el auto encendido, estaba el padre de Erick, el cual los llevaría al colegio. No tenia muy buena cara porque lo habían despertado temprano en su día libre, pero igual no dijo nada que pudiese molestarlos. Cosa bastante rara en él que solía ser la persona más peleona de todo el mundo.

Llegaron al colegio a los pocos minutos y para su sorpresa no había nadie, por lo menos eso era lo que parecía. Ambos jóvenes, arrastrando sus maletas, se encaminaron hacia el comedor el cual era un espacio abierto, que estaba en medio del patio (era uno de los sitios mas concurridos a la hora del recreo o del almuerzo, por la comodidad que ofrecía el lugar, pero sobre todo, por la vista. Desde cualquier lugar en el que te sientes, puedes observar todo el patio), lleno de mesas y sillas arremolinadas en el fondo del lugar.

Al llegar, se sentaron en uno de los muros bajos que rodeaban el lugar, y colocaron sus maletas frente a ellos. Emily, curiosa por naturaleza, empezó a registrar el sitio con la mirada y en su escaneo encontró a alguien prácticamente oculto detrás de una pizarra. Al final si había alguien allí.

— ¿Hola?—dijo en un tono de voz un poco alto para que su acompañante la escuchara. Su primo solo se limitó a mirarla con cara de no entender. — ¿Hola?—repitió pero la persona seguía sin responderle.

— ¿Qué se supone que estas haciendo?—le preguntó su primo mientras la veía ponerse de pie y caminar hacia el fondo del comedor.

Ella lo ignoró y siguió caminando hacia su invitado, que por la ropa que llevaba, parecía ser una chica. Estaba sentada con las piernas sobre una de las sillas que la rodeaban, mientras escuchaba música de lo que parecía ser un reproductor de MP3.

—Hola— la saludó mientras le daba unos golpecitos en el brazo. La joven no se sobresaltó ni mucho menos, solo se limitó a quitarse uno de los auriculares y a levantar la cabeza para mirarla con cara de confusión. — ¿Hace mucho que estas aquí?

—Eh…no tanto. Vine temprano porque se suponía que saldríamos a las seis— dijo con una vocecita suave, bastante infantil, y con un deje de sueño. Emily sonrió.

— ¿De verdad pensaste eso? Recuerda en donde estamos y que nada que tenga que ver con estudiantes levantándose temprano resulta ser como debería.

—Lo tomaré en cuenta para la próxima.

—Ah, se me olvidaba. Mi nombre es Emily— le tendió la mano— Mucho gusto.

—Yo soy Elena— la chica se mostraba bastante cohibida e intimidada. Parecía ser de estas chicas que no suelen socializar mucho con las demás personas.

Ahora que lo pensaba, ella no recordaba haberla visto antes. Ella, al igual que su primo, eran bastante populares en esa escuela y solían conocer a todo el mundo: a los nerds, a los populares, a los problemáticos, a las chicas que solo pensaban en tirarse a cuanto chico les pasase por delante, a los vanidosos que se pasaban el día presumiendo de las cosas que tenían sus padres; pero a ella nunca la había visto, lo que le parecía bastante raro. Lo que si estaba claro era que la chica estaba en su ultimo año de la secundaría, porque de lo contrario, no estaría allí.

—Elena, ¿en cual área estás? No recuerdo haberte visto en ninguno…

—Estoy en el área de medicina.

— ¿Qué? ¿En serio? No lo pareces. Yo te imagino mas en el área de los empo… digo en electrónica. Si, pareces de esa área.

—Me lo han dicho— le respondió mientras bajaba la cabeza para que la otra no viera la expresión de su rostro, ocultando su cara tras su enmarañado cabello castaño oscuro.

Era bastante común que los demás alumnos (los que reparaban en ella) pensaran que estaba en esta área: la de los empollones, nerds y demás especimenes raros de la escuela.

Era rara —por lo menos eso era lo que se decía— y ella aparentaba no darle mucha importancia al asunto. Que importaba lo que dijeran los demás cuando ella sabía que no era cierto. Ella no era rara, solo incomprendida. Sus ideales, gustos, forma de ser y de actuar eran un poco diferentes a los comunes pero eso no significaba que hubiese nada malo en ella. Aunque había que admitir que, algunas veces, solía sentirse mal cuando X persona decía algo malo sobre ella.

—Emily… ¿Dónde demonios te metiste?—se escuchó a lo lejos, lo que hizo que la susodicha se diese la vuelta y saliera de detrás de la pizarra para ver a quien la llamaba. Por supuesto, era Erick que no se había encontrado divertido el hecho de que su prima lo dejara solo en medio del oscuro y solitario comedor.

—Acá estoy. No se por que haces tanto alboroto.

— ¿Qué se supone que estas haciendo aquí?—le preguntó cuando estuvo cerca de ella.

—Hablaba con…— se dio la vuelta para ver a Elena pero esta había desaparecido como por arte de magia, junto a su maleta— Desapareció. Que rara es esta niña.

— ¿De quien hablas?

—De Elena. Una chica del área de medicina que estaba aquí hasta hace unos momentos.

Erick empezó a buscar en su memoria para ver si recordaba a alguna Elena de esa área pero por más que trató, no consiguió nada. Él, que conocía a todos los alumnos de esa área (y a casi todos los de las demás áreas de su año), no recordaba haber visto u odio hablar de ninguna chica con ese nombre.

—Deja de decir tonterías. En esa área no hay ninguna Elena. Si querías escaparte y dejarme cuidando tu maleta mientras te ponías a dar vueltas por la escuela, debiste decírmelo y no ponerte a inventar excusas tontas.

—Yo no tengo necesidad de hacer eso. Además, sabes que me encanta estar contigo— le dijo mientras le guiñaba un ojo.

Él la tomó de la mano y la sacó de ahí, para llevársela hacia donde habían estado sentados al principio, mientras le decía que no era bueno estar inventándose cosas. Emily, mientras tanto, pensaba en Elena. Ella no mentía, había visto a esa chica. No había sido una mera ilusión ni un reflejo de su subconsciente. Mucho menos un fantasma, no creía en ellos. Elena era real, de eso estaba segura. Lo sentía, algo dentro de ella se lo decía.
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