La Premonición
Titulo: Tan rojo como la sangre.
Fandom: La Premonición.
Claim: Anne Foster
Tema: # 16- Tijeras
Palabras: 495 palabras
Advertencias: ninguna.
Notas: pertenece a la Tabla Basica 1 de la comunidad "Lunas y Tinta"


Su cabello era una de las cosas que a ella menos le gustaba de sí misma. Era tan rojo, tan llamativo, que tenía que teñírselo de negro para poder pasar desapercibida delante de la gente. Ya tenía suficiente con ser la atracción solo por tener miles de pecas en el rostro y hombros; no quería agregarle un artículo más a la lista.

Pero toda esa obsesión que tenía de cambiarse el color de pelo casi mensualmente se vio truncada mientras estuvo en el Hellaven. Allí no había forma de que ella pudiese esconder su pequeño “defecto” así que tuvo que conformarse con dejar que su cabello volviera a su color natural con alarmante velocidad. Aquellos habían sido unos días realmente duros.

Ella era la única persona pelirroja en todo ese oscuro mundo, por lo que llamaba aún más la atención. Por suerte, solo las hermanas de la “Casa Dorada” la veían, por lo que su acoso no era algo con lo que no pudiera vivir. Y las hermanas no solían ser muy entrometidas respecto a eso. Solo tenía que decir que se lo teñido mágicamente para ser “diferente” para que las hermanas dejaran de preguntar.

En resumen, Anne odiaba su apariencia. Realmente lo hacía. Pero alguien una vez le había dicho que no tenía motivos para sentirse así. Le había dicho que era la mujer más hermosa que había visto en su vida y ella le había creído. Por Dios que lo había hecho. Incluso le había gustado ser así, porque a él le gustaba tal cual ella era. Y lo amaba por eso, por aceptarla y quererla.

Pero, lamentablemente, todo eso había sido una mentira. Le había tocado descubrirlo de la peor manera posible.

Cuando se despertó en la cama de aquel hospital, rodeada de personas que en esos momentos le eran tan indiferentes, supo que nada de lo que había vivido en el Hellaven era cierto. Y tuvo la certeza de ello cuando su madre le dijo que Juliette la había encontrado inconsciente en el bosque hacía dos semanas.

Dos semanas. Para ella, había pasado más de un año. Pero no, todo había sido un sueño. Incluidas las palabras que él le había dicho.

Por eso estaba allí, frente al espejo de su baño, cortándose su hermoso cabello negro con unas burdas tijeras de su madre. Quizás para las demás personas fuese un acto estúpido y sin sentido, pero para ella era algo importante. No quería tener nada que le recordara al Hellaven ni lo que había vivido allí. No quería tener la misma apariencia que tenía cuando estaba allá. Quería ser fea, más de lo que ya era, para que nadie volviera a decirle que era hermosa para luego tener que despertarse y darse cuenta de que, nuevamente, lo había soñado.

Quería que su realidad fuese lo suficientemente fea como para que no le dieran ganas de volver a soñar con cosas que no podía tener y que le dolería enormemente perder.
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