La Premonición
Fandom: La Premonición
Claim: AnnexLuke
Tabla: Muse
Tema: #5 - Map of the problematique
Título: Problema-Solución
Advertencias: Ninguna
Notas: Como en los demás drabbles de esta tabla, solo usé algunas de las frases de la traducción que encontré en musica.com. Pertenece a la Tabla Muse de la Comunidad"menteoriginal".


Había miedo y pánico en el aire, y él podía sentirlo claramente. Podía sentir como se deslizaba por debajo de la puerta de su habitación y se infiltraba en cada recodo de la casa, envolviéndolo a él en una asfixiante y molesta espiral.

Había desesperación y desolación, acompañadas por las saladas lágrimas que recorrían las mejillas de Anne y que terminaban en las suaves y satinadas sabanas de su cama.

Todo esto le provocaba unas increíbles ganas de salir corriendo de allí. Quería huir de ella, pero no podía. No podía dejar a la miserable chica sola en aquella casa, mucho menos en el patético estado en el que se encontraba.

Sola. Que palabra tan poco adecuada para esa ocasión. Ella ya estaba sola, aunque él estuviera bajo el mismo techo que ella y aunque estuvieran separados solo por una gruesa pared de concreto.

Ella estaba sola, siendo rodeada por la soledad que lo envolvía a él. Esa maldita soledad que lo había empujado a un oscuro y frío abismo del cual pensaba que nunca podría salir. Ni siquiera si le lanzaban una cuerda. Pero de todas formas no podía evitar desear que se acabara todo ese asunto de la oscuridad. No podía evitar preguntarse, ¿cuando se acabará esta soledad?

Se pudo de pie sin saber muy bien lo que hacía, y se dirigió a la salida de su habitación. Él no quería que ella pasara por lo que él estaba pasando. No quería que ella fuese una prisionera más de la soledad. Quería que fuese libre.

“Quiero ser libre también”, pensó, pero se deshizo de ese pensamiento con un movimiento de cabeza.

Llegó a la habitación que Anne ocupaba en su casa y abrió la puerta sin siquiera tocar antes. Al dar un paso al frente, lo primero que vio fue a Anne encogida sobre el colchón, pegada a la cabecera de la cama. Luego, el miedo que ella le tenía lo golpeó más fuerte que esa deprimente imagen cuando ella giró la cabeza y lo miró. Algo dentro de él se congeló y se cuarteó al ver sus ojos. Dios, se sentía miserable. Una cosa era saber que lloraba, y otra muy distinta era verlo. Una cosa era intuir que le temía, y otra era confirmarlo.

Dio un paso al frente y Anne ni se inmutó. Solo lo miraba, tratando de comprender qué hacía él ahí, en caso de que no fuese el producto de su anhelante imaginación.

Cuando él estuvo cerca de ella, al lado de la cama, sintió unas inmensas ganas de tocarla, de besar sus mejillas y saborear sus lágrimas, pero se contuvo. Él no podía tocarla, lo tenía prohibido. Aunque tampoco comprendía muy bien porque sintió todo eso. ¡Él la odiaba! (o por lo menos, eso era lo que se repetía así mismo una y otra vez)

Pero Anne no opinaba lo mismo. Con un rápido movimiento se abalanzó hacia él y lo abrazó, suspirando de placer al sentir el calor de su piel. Él, cuando se hubo recuperado de la sorpresa, rodeó su pequeño cuerpo con sus brazos y la acercó mucho más a sí.

Sabía que no tendría una buena excusa para explicarle por qué le había correspondido el gesto, pero no le dio mucha importancia de todas formas. Y aunque supuestamente la aborrecía, no pudo evitar disfrutar tenerla entre sus brazos, ver el sonrojo de sus pecosas mejillas cuando se separaron, y el agradecimiento que vio en sus azulísimos ojos.

“Tu ya sabes cual es el problema, Luke”, le dijo una vocecita en su cabeza. “Y también sabes cual es la solución. Ella es la solución”.

Y por un instante Luke creyó que era cierto. Creyó que Anne sería la que lo ayudaría a salir de ese cuarto oscuro en el que estaba. Y no se equivocaba.
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